Deseo es querer. Querer es poder fluir en lo reflexo de la pasión y satisfacer el sueño. El deseo no tiene forma ni medidas. Rompe los límites y no encuentra obstáculos. Toma posesión de cada gesto, las inquietudes y el cuerpo se da, por un instante, el brillo firme y perpetuo a la mirada.
Cada línea, rastro y silueta, cada joya se hacen de esta intranquilidad casi ilusoria.
Los diamantes se ocultan y se mueven, resbalan en la dimensión ilimitada del deseo.
Sin comisiones ni amarraduras. A flor de la piel. En la insatisfacción permanente que nos guía.
Después de todo la sustancia de eso se alimenta de la imaginación.
¿Cuál es su deseo?
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